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La Torre Nimrod (Segunda versión)
TorreNimrod
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Saga La Torre Nimrod
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Historia en el Limbo

La Torre Nimrod (Segunda versión) es una historia completamente diferente a la primera versión del mismo nombre.

El protagonista, Saúl Isael, responde a un llamado de trabajar como guardia nocturno en una excavación. Después de accidentarse descubre que todo el mundo ha desaparecido y no es el único dentro de La Torre Nimrod. Tendrá que hacer lo imposible y pasar un infierno si quiere salir vivo de ese tenebroso lugar.

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Aceleré por la carretera solitaria mientras miraba el reloj digital del tablero de mi vehículo: Las 22.54 ¡Mierda! Pensé, ya que mi entrada a este trabajo bien pagado era en solamente 6 minutos y no sabía cuanto faltaba para llegar.

Hace media hora estaba cenando un kebab en un puesto de comida rápida y me dijeron que Colinas Ublar se encontraba a unos 15 minutos, pero esos 15 minutos debieron haber sido 10 con la velocidad que iba y ni aún así encontraba el señalamiento de haber llegado a La Torre Nimrod.

Mi vehículo era un Pontiac GTO de los años 60 que actualice en parte, como ese reloj digital. Mi cigarro Echelon Noir estaba a la mitad cuando me lo quite de los labios y lo lancé a la carretera. Todavía me quedaban más de 10 cigarrillos, pensé.

Entonces vi un letrero en la carretera. Yo iba a 130 kilómetros por hora, así que solo lo vi una fracción de segundo antes de pisarlo. En carro se levanto en 2 ruedas laterales y después se giro, raspando el lateral con la carretera.

Adelante pude observar claramente una curva y si no giraba saldría volando por ella. Era imposible girar, las 4 llantas iban por el aire. Solamente pude pensar en que estaba muerto. Choque contra la barrera metálica de protección pero el peso y la velocidad hicieron que cedieran a mi Pontiac. Solo pude ver el abismo antes de abalanzarme a él.

Perdí el conocimiento del terror.

Capítulo 1[]

Seguramente piensas que morí y la policía de vialidad declaró un accidente letal por exceso de velocidad, pero no fue así.

No. Yo sobreviví, aunque quizás hubiera sido mucho mejor morir allí. Pero dejaré de gimotear, en ese entonces yo tenía mis intenciones para seguir viviendo y justo cuando me desperté en mi Pontiac maltrecho pensaba que todo era normal.

Al despertarme supe que no podía quedarme allí. De la guantera saqué mi cartera de cierre con $100 asduros en billetes y mi Credencial de Identidad Asteriana. También tenía escondida una pistola CZ 75 así que me la llevé conmigo y algunas recargas.

Al salir sentí la hierba húmeda y que el sol resplandecía de forma pálida a través de una nube enorme. Sin lugar a dudas mi hora de trabajo ya había pasado y esos asduros extra se desvanecieron ante mí. En mi reloj de manecillas quise ver la hora pero comprobé que no se movía.

La humedad impregnaba mis botas y mi pantalón de mezclilla y no creía encontrar ayuda. Por donde había caído al abismo era de una altura de unos 15 metros y la pared del acantilado era prácticamente plana. Así que mi deber era adentrarme en el bosque.

Camine unos metros mientras fumaba uno de los cigarrillos y afinaba el oído con tal de no encontrarme con un animal peligroso en ese bosque húmedo. En el bolsillo izquierdo de mi pantalón llevaba, con seguro, mi pistola. Avanzar era dificultoso ya que el nublado día era frío, así que apreté mi cazadora vaquera a mi cuerpo mientras daba la última calada a mi cigarrillo y lo tiraba a un arbusto. Estaba suficiente mojado como para prender algo.

A lo lejos observé una construcción que sin dudas era La Torre. Solo me faltaba caminar un tramo boscoso y estaba en el lugar. Mire la cajetilla de tabaco y conté 9 cigarros, mejor me guardaba esos para unos momentos. Lo único que tenía era una sed tremenda y no me apetecía nada más que refrescar mi garganta.

Escuche unos pasos a mi lado y miré con cautela. Era un hombre con un hacha de leñador que llevaba al menos 10 troncos bajo sus marcados y fuertes brazos. Yo moría de frío, él apenas llevaba una camiseta sin mangas y no temblaba para nada. Cuando se percató de mi presencia sonrió, pero era una sonrisa triste.

-¿Cómo te llamas amigo? - me pregunto, con esa sonrisa incomoda en su cara.

Yo dudé un segundo y después conteste:

-Saúl Isael ¿Y tú?

El fortachón dejo los troncos en el suelo y utilizo el hacha como bastón mientras respondía:

-Frank Bangor, antiguo sargento de la Policía Nacional de Asteria.

Me sorprendió. Un ex-sargento de la PNA. Después de eso siguió cuestionándome:

-Espero ser de ayuda para ti, Saúl. Quizás has visto la edificación, esa Torre. Bien, escúchame: No entres allí.

Aguanté la risa, aún al portar un arma, pero ese musculoso llevaba un hacha y haría menos ruido al hacerme algo. Inclusive mano a mano el llevaba una ventaja importante. Después observé que llevaba una pistola, una JOCK 12, en el cinto. ¡Diablos! En todo me superaba.

-¿Por qué no quieres que entré? - le pregunte.

-Allí hay algo. No puedo decirte nada más, no me creerías.

-Bueno solamente por haber algo no voy a dejar de intentar mi objetivo. Solamente quiero decirle a quién me llamó por el trabajo de protección que tuve un accidente, acabo de despertar hace una media hora y si quiere lo llevo al lugar del accidente.

Frank Bangor se puso el hacha en el hombro y recogió los troncos. Me miro una última vez y luego con su barbilla señalo un lugar a través de los árboles y los arbustos.

-Allá tengo una casa. No es la gran cosa, pero si necesitas algo dímelo ¿sí? Te espero. - seguido de eso desapareció por el mismo camino que señalo.

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